SÍ QUE ERA “GUAPO”

El vivo es quien conserva la vida, tanto que a veces se pasa de “vivo”, el no vivo, es quien se ha esfumado del presente, por un
tiempo permanece en las remembranzas de sus conocidos, solo que, se hace de acuerdo al actuar en su entorno. Con el devenir
del tiempo nos aproximamos a quienes radican en el pasado, queramos o no abandonaremos el presente, entonces será el
tiempo de la gente del futuro, por lo cual, ¡no seremos más! Tú, aún existes en mis recuerdos, estas ahí con rostro firme, te
escucho nítido, expresas aliento, tus palabras retumban en mis tímpanos como energía vigorizante, misma que al estrellarse en
mi rostro me reanima, “Mario abusado en el MPG”, entonces contesto, “sí, compa”, lo sé.

¿Cuándo lo vi por vez primera? Ese hecho se diluye en mi persona, solo lo recuerdo vigoroso, animoso, siempre adelante, con
un buen fajo de volantes bajo el brazo y armado de su palabra. Buscaba con vehemencia convencer, en particular con sus
hechos. En las reuniones decía que algunos defienden a los trabajadores y otros se sirven de ellos. Citaba a la base trabajadora
como alguien embestido de autoridad, por ello permanecíamos desconcertados, clarito veía en mi borrascosa mente la batalla
entre el bien y mal, no intuía que entre nosotros, campeaba el “mal”.

¿Cuál era la fuente de tu valentía? No sé a cabalidad, lo intuyo. Lo más probable es que no hayas sido bragado o “guapo”,
como dicen en Costa Chica. Para mí que andaba por “interés”, qué es eso de andar para arriba y abajo visitando escuelas,
cargando con las secuelas de su mal, sumando el desgaste natural de los años. Por su condición se hacía acompañar de un viejo
bastón, ¡no!, Para mí que algo traía entre manos, era tan “ducho” en su discurso, que en aquel tiempo no lo supe deducir.

A estas alturas de la vida tengo una ligera sospecha de su actuar, es probable que su valentía no haya sido de nacencia, lo más
seguro es que alguien se la inculcó o bien en ese arduo peregrinar entre iguales, la reafirmó, es decir al interactuar con la base
trabajadora. Es de sobra conocido que se debe actuar conforme uno se expresa ante los demás, congruencia dicen muchos, en
otras palabras guiarse con principios, pero sobre todo, estar convencido de la bondad de lo que se hace, ese sustento te da
fuerza o mejor dicho, eres “guapo”.

Fue un hombre bragado, echado para adelante, también, tenía defectos no se duda, pero era más alto su compromiso con la
causa, nunca se sintió sabio, por el contrario, con una palmada en la espalda animaba, solo que, como cualquiera al entregase a
una tarea no se distrae pensando en la fragilidad de la vida, es más poderoso el fin que se sigue, servir a sus semejantes, así lo
vi, así lo recuerdo. Una de sus prioridades era la defensa de la educación, decía que debía ser conforme estaba plasmada en la
constitución, un derecho humano y no una mercancía.

Había expirado el 2014, una vez más se cerraba un ciclo, nos invadía una mezcla de euforia. Por medio de la movilización
multitudinaria de mujeres y hombres habíamos logrado evidenciar al estado mexicano. En esas condiciones nos sorprendió febrero. Te vi por la mañana, estabas en el Ex-Ineban, como era tu costumbre saludaste, aún recuerdo tus palabras, ¿Vas a ir? Mario, si claro, como no, contesté, entonces estaba comisionado en convergencia, tarea encomendada por la CETEG, uno de los acuerdos, tomar los Ayuntamientos de Guerrero y el MPG en Acapulco había seguido la indicación, dábamos la batalla por la desaparición de los 43 compañeros, normalistas de Ayotzinapa.

Llegamos llenos de energía al 24 de febrero, por cierto día de La Bandera, era una festividad nacional. El punto de reunión, La
Glorieta de Puerto Márquez, no podías faltar, te identifique por una consigna que decía así, “y vengan y vengan y vengan
compañeros, que aquí se está formando el nuevo magisterio”, entonces una discreta sonrisa se dibujó en mi cara. La euforia
expresada era contagiosa, revitalizante, es decir habíamos perdido el miedo, así nos desplazamos a paso lento, pero firme. Esa
mezcla de energía de compañeras y compañeros, nos hacía bragados, ¿cuál temor? así lo recuerdo.

Lo demás es del dominio público, hay cosas turbias que no se han clarificado y ni existe interés que se haga. Sé que fue tu
última batalla frente al estado represor, al asesino de estudiantes, campesinos, médicos, por mencionar algunos. No te
acobardaste, no era parte de tu formación. Me duele hasta el tuétano no haber estado ahí, o tal vez no hubiese servido de
mucho, para buena o mala fortuna yacía arrumbado con el rostro desquebrajado y la vestimenta empapada de sangre. Supe de
tu muerte en el hospital, vieras como me dolió tu partida, por desgracia las lágrimas me abandonaron y no pude llorar. No es
que no te apreciara, pero algo extraño sucedió, sólo sentía un nudo en el gaznate.

Sé que no evadiste tu responsabilidad autoimpuesta, o mejor dicho esa razón que te movía a luchar por los demás. Sé que
enfrentaste a la muerte con valentía, quienes te quitaron la vida no podrán presumir dicha cualidad, porque carecen de principios y con ese acto ruin, reafirmaron su cobardía, tu por el contario, luchabas por la vida y los derechos de los trabajadores, eso te hace un verdadero “GUAPO”, es decir Valiente.

Profesor Claudio Castillo Peña. “Tortugo de corazón”, Egresado de la Escuela Normal Isidro Burgos de Ayotzinapa, ¡¡PRESENTE!!.
Posdata. Hablar de unidad, sin principios, carece de valor, ¿Será tiempo de pasar de las palabras a los hechos? 1915-2021, seis
años de estos trágicos acontecimientos y la base, ¿Cuándo?
NO NOS RENDIMOS, NO TRAICIONAMOS, ¡¡HASTA LA VICTORIA SIEMPRE!! ¡¡VENCEREMOS!! MPG

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

error: ¡Contenido protegido!
A %d blogueros les gusta esto: