Texto y fotografía: Jesús Saavedra

Alcozacán, Hueycantenango, Gro., 02 de mayo de 2021.- En tres años el cuerpo de seguridad comunitario que resguarda a 24 comunidades indígenas de Chilapa y Hueycantenango ha sostenido 17 enfrentamientos a balazos con sicarios del grupo criminal Los Ardillos, donde han perdido la vida 5 policías y 24 personas más fueron asesinadas de manera artera en emboscadas.

Ese asedio de Los Ardillos ha obligado a esas localidades a conformar su propio cuerpo de seguridad que resiste el intento de ese grupo criminal de apoderarse de este corredor de comunidades de la Montaña baja de Guerrero y donde han descartado que niños y niñas se incorporen a esta defensa armada de sus comunidades.

Adán Linares Silverio, es el coordinador de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias de los Pueblos Fundadores (CRAC-PF) de la Casa de Justicia de Alcozacán, municipio de Chilapa explica que tienen un recuento de 17 enfrentamientos en los que cinco de sus compañeros policías comunitarios han perdido la vida y de esos enfrentamientos, 11 han sido en la comunidad de Tula.

Linares Silverio dio este testimonio el pasado viernes en la cancha techada de esta comunidad, sentando en una silla donde reposa y al lado sus muletas que lo sostienen para poder desplazarse, pues Adán contó que la emboscada más reciente fue el pasado 7 de marzo, cuando regresaban de San Marcos, en la Costa Chica, donde tuvieron una reunión y tomaron la ruta de la carretera Marquelia-Tlapa para llegar a Alcozacán y no pasar por Chilapa controlado por el grupo delictivo.

Explica que en todos esos 17 enfrentamientos que ha estado, nunca había salido herido y sólo el pasado 7 de marzo fue herido en la rodilla izquierda donde recibió dos balazos, «acabamos de llegar a la comunidad, estuvimos más de un mes internados y es triste, pero en este territorio comunitario hemos perdido 29 compañeros muertos durante tres años».

Linares Silverio, sostiene que se tuvieron que armar y formar su propio grupo de seguridad en esas comunidades porque se sienten «amenazados, que estamos corriendo riesgos, tenemos miedo, ya no podemos salir de nuestras comunidades. En tres años hemos perdido a 29 compañeros en este territorio comunitario» y dice desconocer cuántas bajas han sufrido en el grupo de Los Ardillos.

El coordinador de la CRAC-PF, señala que esas comunidades no acaban de entender la insistencia y obsesión de Los Ardillos por controlar esa zona, donde solo hay pobreza y marginación, «lo que sí sabemos es que nosotros nos levantamos para defender a nuestros pueblos, porque lo que ellos querían era agarrar estos pueblos para utilizarlo para su plaza, para su contrabando, para su trabajo de ellos. Ese fue el motivo y nosotros no nos dejamos, porque nos iban a matar hasta acabar con nosotros».

Por ello decidieron desde hace 3 años en esos 24 pueblos conformar su Policía Comunitaria, «para defendernos, hasta ahorita solo nos atacan cuando salimos. Digamos por gestionar la seguridad que estamos pidiendo ante el Gobierno es cuando nos siguen, nos pisan cola, nos investigan, andan tras de nosotros y nos atacan».

Dijo que a Los Ardillos, «no les parece que los 24 pueblos que nos hemos reunido es que buscamos la paz, la justicia, en cambio ellos se hacen pasar como autoridades pero no, se reúnen para hacer negocios. O sea negocian con la droga, armamento, ese tipo de cosas ilegales, y nosotros no. Ese es el motivo de que ellos no les conviene, que nosotros no nos dejemos para que ellos vengan a manipularnos, sabemos que no queremos meternos en ese trabajo».

El comandante Adán, afirma que en esas comunidades «sólo sembramos maíz para elote, frijol todo eso con lo que nos mantenemos. La mala yerba aquí no se siembra, por eso estamos dispuestos a que entre el gobierno, que venga a vernos a estas comunidades. Nosotros quisiéramos que permaneciera aquí para que nos ayude, porque sentimos que ya no podemos, la verdad. A los primero que nos buscan son a nosotros los coordinadores, los comandantes regionales, a los más altas autoridades son a los que ellos quieren chingar».

Denunció que la intención de Los Ardillos es tener bajo su control esas comunidades, «a la buena o a la mala quieren entrar, pero por eso no nos dejamos, no permitimos, Nosotros defendemos a nuestro pueblo. Están acabando, con nosotros, nos están matando ahora si que hasta la raíz, nuestra costumbre, nuestro lenguaje como indígenas nahuas quieren acabar con nosotros, por eso la verdad buscamos esa seguridad, estamos luchando, estamos gestionando».

Se quejó que han pedido la intervención de las autoridades y que no hay una respuesta institucional que ponga alto a ese asedio criminal, «nosotros no buscamos, sino que nos buscan problemas. Sabemos que es un delito armar a los niños, no permitimos que aprendan a usar armamento y en esta zona sólo hay Policías Comunitarios adultos, no hay niños».

Informó que a la CRAC-PF de esas localidades se tiene un ceño de 280 Policías Comunitarios «cada tres meses hay una asamblea regional los policías comunitarios, comandantes locales, comandantes regionales para llevar un orden de seguridad para nuestras comunidades».

Insiste en en esa zona no han entrenado con armas a los menores, «a los niños jamás los hemos entrenado, jamás les hemos enseñado a usar armas. Sabemos que es un delito ante el Gobierno. Nosotros lo que quisiéramos es estar con el Gobierno, no echar de enemigo al gobierno porque nos va a pasar como a los otros compañeros. Ellos permanecían junto con nosotros, pero ellos insistieron en armar a sus niños. Ellos fueron los primeros, son fundadores de la Policía Comunitaria, pero al cambiar como coordinadores entramos nosotros y a ellos no les pareció lo que estamos haciendo nosotros».

Añadió que su convicción es «luchar y defendernos hasta donde podamos. Vamos a defender a nuestros hijos. Hasta donde hemos decidido y analizado con nuestra gente es luchar hasta donde podamos, defender nuestros pueblos y nuestros hijos. No dejar que los maten. La verdad estamos sufriendo, ahorita están matando hasta nuestras mujeres, niños y niñas los han matado y es una tristeza porque no es por mentir» finalizó.

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