Texto: Fabiola Ramos Gallo

Chilpancingo, Gro.07 de agosto de 2020.- En Guerrero, el rezago educativo es una realidad minimizada. Según estadísticas del INEGI 2015, de cada 100 personas de 15 años o más, sólo el 12.9 concluyeron la educación superior, el 59.0 no tienen educación básica terminada y el 13.2 definitivamente no cuenta con ningún grado de escolaridad. También se registró que 14 de cada 100 personas de 15 años o más no saben leer ni escribir. 

Con estas cifras, Guerrero se ubica entre los estados con mayor índice de analfabetismo y rezago educativo, acompañado de los estados de Chiapas y Oaxaca.

Aunado a esto, rematan los índices de carencia por acceso a los servicios básicos de la vivienda registradas en las estadísticas del CONEVAL en 2019, donde se ubica a Guerrero como el principal estado con mayor porcentaje de población con carencia por acceso a servicios básicos con 58.6%, por encima del 58.3% registrado en Chiapas.

**Nueva modalidad educativa virtual, una utopía en Guerrero

Con datos duros reflejando la precariedad de un sistema educativo paupérrimo como el constituido en Guerrero. El estado está inmerso y suspendido ante la interrogante sobre cómo continuar las actividades educativas sobre todo en las zonas rurales, después de que fue anunciada por el Secretario de Educación Pública, que el nuevo ciclo escolar 2020-2021 debe continuar de manera virtual. Esta idealización de una nueva modalidad educativa a través de las nuevas tecnologías es casi surreal ante el contexto del sur del país, además de que resulta apabullante concebir el futuro de los niños y niñas guerrerenses.

Conociendo de la cercanía con las comunidades y su trabajo realizado durante décadas en la Montaña del estado de Guerrero, acudimos a mirar a través del Antropólogo y defensor de Derechos Humanos, Abel Barrera lo que se ha de venir para las familias más olvidadas, para los niños indígenas, lenguahablantes y jornaleros.

Abel Barrera menciona que desde los tiempos antes de que se tuviera noción de la magnitud de lo que se avecinaba, ya existía un agravado rezago educativo en las localidades indígenas y afro del estado. Los pobladores han vivido en una constante precariedad en términos de infraestructura como educativa, “no hay ni si quiera escuelas, hacen falta maestros. Una gran demanda de los pueblos indígenas y demás lugares de la Costa Chica ha sido la falta de personal docente” menciona el defensor, apuntando que aún después de que pase la pandemia nada garantiza a los niños de las comunidades que puedan recibir una educación ni si quiera medianamente adecuada.

Frente a esta situación, donde se apuesta por la digitalización para el desarrollo,  el también fundador de Tlachinollan indica que en la Montaña de Guerrero apenas se están poniendo los cimientos de este edificio, cimientos que tienen que ver con poder darle cobertura al personal docente, construcción de infraestructura a varias comunidades .

Por ello, recalca la urgente necesidad de llevar a cabo “programas más focalizados hacia las regiones indígenas, donde no va ser posible este nuevo programa virtual que les va a dar a través de las televisoras y también del internet, porque también quiero resaltar que hay varias comunidades que todavía no tienen la cobertura de luz eléctrica, hay varias demandas de pueblos que requieren este servicio o que se demora el servicio porque es muy inestable a cada momento se va la luz, es decir, siguen en la oscuridad no solamente en cuestión del analfabetismo sino en cuestión de servicios como luz eléctrica” manifiesta con preocupación.

En las comunidades afectadas dice que se han organizado para poder continuar mínimamente las actividades escolares, como ahora con el semáforo que permanece en naranja ha permitido cierta movilidad, esto ha hecho posible que acuda algún maestro o maestra a la comunidad y pueda hablar con los padres de familia y a través de ellos, entregar los trabajos, las guías, actividades y por medio de esta intervención que los niños hagan algunas actividades.

Abundó que, por el momento los maestros se están organizando en la oficina regional de educación con los supervisores y jefes de zona para programar salidas de maestros y maestras a las comunidades, y de esta manera poder tener algunas actividades, previendo que todavía con los niños no se trabajaría, sino que sería a través de los padres de familia.

“Entiendo que lo que van a hacer es dejar actividades durante la semana y los fines de semana ver que avances hubo, va ser muy difícil porque mientras no haya una actividad presencial de los maestros y maestras, porque tienen que hacerlo en la lengua materna preferentemente porque cuando se hace en español se da por entendido que los niños comprenden pero no es así, entonces hay que hacer un trabajo muy intenso, muy lento para que se pueda transmitir y por lo menos tener una interlocución” explicó el antropólogo, que añadió que de los 19 municipios de la región, por lo menos 16 tienen pensado llevar a cabo esta modalidad.

De la misma manera, pidió a las autoridades considerar las recomendaciones hechas por la ONU referente al rezago educativo que se espera e informó que varias personas de la Montaña están migrando hacia algunos estados del norte del país y están llevándose a sus hijos por lo que consideró que las autoridades habrían de pedir a los empresarios que están contratando a jornaleros que desde allí pudieran implementar programas piloto para la atención educativa a la niñez indígena jornalera para impedir que se reproduzca el ciclo de la pobreza y el analfabetismo.

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