Con peleas de hombres y mujeres jaguar, se pide la precipitación pluvial; en la plaza central convertida en un coliseo prehispánico, más de mil personas esperaban ansiosas ver el ritual
Texto Luis Daniel Nava
Chilpancingo, 6 de mayo de 2025.- El pueblo de Zitlala (lugar de las estrellas) celebró un ritual prehispánico de petición de lluvias con peleas de hombres y mujeres jaguar. Se trata del Atsatsilistli que marca el inicio del ciclo agrícola.
La tradición es de origen remoto. Zitlala, de acuerdo al excapitán Arnulfo Tecruceño Valle, formó parte de la ruta del jaguar de la región Centro de la entidad.
En varios sitios, entre ellos Zitlala, la cultura Olmeca dejó vestigios y pinturas rupestres donde aparece como figura central el jaguar, adorado por su fuerza, agilidad y sabiduría.
Desde el primer asentamiento humano de lo que hoy es Zitlala ya se realizaba el ritual, expresa el peleador.
En el ritual principal del pueblo toda la población participa en la organización. Por las calles empinadas tapizadas con pavimento o de tierra blanca se pueden escuchar los sones de música de viento que llaman a los jaguares -desde niños, mujeres y adultos- para participar en la batalla principal.
Cada año son más los participantes. Incluso nativos radicados en otras ciudades acuden cada año para ser parte de la tradición.
Uno a uno, se van sumando para danzar en la parte alta y en el centro de la población, donde se concentran los dos bandos. Después se dirigen a la plaza central convertida en un coliseo prehispánico donde más de mil personas esperaban ansiosas ver el ritual.

Ya en la plaza los reatazos se estrellan en las máscaras de cuero curtido de res, espaldas y piernas de los combatientes hasta que uno de los dos se rinde o cae al suelo.
En el lugar se entrelazan los sonidos de los golpes, las bandas de música de viento y los gritos del público, apenas se percibe el sonido de un tambor y una flauta de uno de los últimos ejecutantes del sonido original.
Las feroces batallas terminan en un saludo de mano, en un abrazo o en el festejo del oponente, pero todos saben que es parte de un sacrificio. Entre más sudor y sangre, más lluvia y buenas cosechas esperarán.
